Las guindillas de Arbeloa

¿No iban a quitar crucifijos?¡Toma bicrucífera!

Notas críticas de otoño

Hasta junio, todo estaba mal en Navarra, y había que cambiarlo, pese a que todos los índices decían algo muy distinto. Ahora, ¿todo está bien, gracias al dichoso cambio? Simplismos que sólo denotan intereses partidistas y un estadio inferior democrático. Porque hay que tener por bueno todo lo que está bien y por malo todo lo que está mal: esté donde esté, lo haga quien lo haga, y se llame como se llame. Este es el principio fundamental de todo realismo humanista.

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Veo poco coherente, y hasta contradictorio, que quienes andan por ahí quitando crucifijos y otros símbolos religiosos de todos los lugares públicos intenten llenar esos mismos lugares de banderas bicrucíferas (de dos cruces ["están plantadas dos cruuuuceees en la bandera de Euskaaaadiii"]), como es, a imitación de la bandera británica, la diseñada por los piadosísimos hermanos Arana Goiri, llamada por ellos “ikurrin-a” (“la señalita”, con la doble señal de la santa cruz). Si quieren laicizar no sólo el Estado sino también la sociedad, que no es cosa suya, cambien de bandera y pongan sobre fondo rojo un haya, un roble o un abeto, un hacha y una serpiente, o lo que quieran, pero quiten, por favor, esa doble cruz bendita.

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No incluir en la Comisión de Régimen Foral a Iñaki Iriarte -a quien no conozco personalmente- único parlamentario navarro con un público tratamiento político-filosófico, me parece un desacierto de UPN.

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Camiseta de Ernesto Prat

Estuvieron años reprochando y echando en cara, xenofóbicamente, en la prensa nacionalista- independentista vasca, a la entonces alcaldesa de Pamplona y después presidente del Gobierno foral, Yolanda Barcina, el haber nacido en Burgos, aunque de inmediato la llevaran a Bilbao, donde se educó. Ahora vienen dignas personas a Navarra desde Vizcaya, Extremadura o Guipúzcoa, a ocupar cargos públicos, como antes desde Orense o Jaén, y estoy seguro de que aquellos xenófobos y los que les reían la gracia llamarían también xenófobos, irritados en esta ocasión dignamente, a quienes hicieran ahora lo mismo con sus “extranjeros”. ¿En qué quedamos?

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Y hablando de Burgos, tiene gracia la cosa. Resulta, según las revistas científicas más rigurosas, que los pocos pobladores que habitaron las tierras que hoy llamamos Euskadi, eran los más parecidos a los pobladores de Atapuerca (Burgos), hace no más de 5.000 años, y no 10.000 o 100.000, como nos habían repiqueteado. Agricultores y pastores venidos en distintas migraciones, de Asia y de África. Si el célebre protohistoriador Bosch Gimpera se equivocó tanto, otro tanto o más se equivocaron otros más cercanos, empeñados en que los vascos “no databan”, queriendo desdibujarlos en las nieblas legendarias del Paleolítico. Poco ha durado el espejismo, neciamente discriminador.

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No me extraña que los que se opusieron violentamente al embalse de Itoiz no quieran beber en la Mancomunidad de Pamplona, ni siquiera en verano, del agua que allí se recoge. Si van tan angustiados por las autopistas, cuya construcción rechazaron, se les atragantaría el agua que, según ellos, iba a arrasar Aoiz, Sangüesa, campos y cultivos, cuando se rompiera la presa, que de tiempo en tiempo predecían. No me extraña. Espero, eso sí, que la concejal que, cabeza de lista [¿de lista? ¿seguro?] de su candidatura, respondía que el Ega pasaba por Pamplona, no pretenda añadir el agua de ese río a la de Arteta y Eugui para saciar a la “ciudadanía” de Pamplona y su Comarca.

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Que el Gobierno muy mayoritariamente nacionalista- independentista vasco de Navarra declare ante la captura de los residuales capos de ETA que “la vía policial está ahí…” (¿Y nosotros, aquí?); que revise/paralice la enseñanza del inglés en la escuela pública, el AVE, el Canal de Navarra…, y tenga como objetivo clave la euskaldunización de Navarra, ¿a quién puede extrañar? ¿A los que lo deseaban? ¿A los que lo temían? ¿A quién? 

Víctor Manuel Arbeloa es escritor