lunes, 25 de julio de 2016

Los Iruña'ko: Pañuelo bordado (M. Turrillas)


No la había oído desde mis quince años y, al escucharla ahora, me ha dado un latigazo en el pecho. Como si se despertara un trocito de corazón que llevaba muchísimos años esperando este momento. Y es que la recordaba casi completa. Es tan fácil y tan pegadiza que, ya verás, te vas a sorprender varias veces canturreándola.
Hay mucha gente que dice que recordar es una de las palabras más bellas del castellano. Y no les falta razón. Re-cordar es volver a pasar por el corazón (cor, cordis). Y efectivamente, al escucharla después de cincuenta años, ha vuelto a pasar por el corazón, y he sentido ese agradable apretón en mi pecho.
Y ¡cómo no! este vals es también de Turrillas y lo cantan los Iruña'ko. Por el timbre, yo creo que el solista es Enrique Abad. Corregidme si me equivoco.
La he encontrado tanto en la Biblioteca Nacional Española, como en Eresbil, institución documental al servicio de la música vasca. En ambas con la fecha de 1960.
La música es tan fácil que seguro que te pasa como a mí, que te crees capaz de haberla compuesto tú y que te fastidia que se te hayan adelantado.
Y lo dicho, prepárate a canturrearla durante todo el día.
Yo este vídeo se lo he dedicado al pañuelo de fiestas y, especialmente, a las fiestas que, con un polémico cartel, acaban de explotar en Tudela. Que las disfruten con alegría y buen humor. Es también un guiño evidente a la Pañuelada de Estella.
Y también se lo dedico a Paqui, para ver si coge la indirecta y me borda un pañuelo tan bonito, por lo menos, como el de la canción.
¡Felices Fiestas, Navarra!



Pañuelo bordado
(Manuel Turrillas, 1960)
Un pañuelo de seda yo tengo,
que mi nena me lo regaló;
lo bordaron sus manos divinas
con el oro del más fino amor.
En sus pliegues me trae el recuerdo
del cariño que siente por mí;
en mi pecho encendió dulce llama,
ya sin ella no puedo vivir.
En mis sueños contemplo su cara,
su mirada es mi sola ilusión;
a su lado me siento dichoso
y le doy mi cariño con esta canción:
Tengo un pañuelo de seda,
que mi chata lo bordó;
lo llevo siempre guardado, olé,
cerca de mi corazón.
Como nacen las flores en mayo,
 en mi pecho nació un dulce amor
por la niña, más linda y graciosa,
que en España jamás viera el sol.
Su carita de rosa temprana
y su boca, coral de marfil,
fueron causa, desde ese momento,
del amor que por ella sentí.
Como sé que a mi amor corresponde,
pues sus ojos no saben mentir,
con cariño le brindo esta copla,
por ser la morena más guapa y gentil:...

1 comentario:

Manuel Pellejero Samitier dijo...

Esto para que aprendan los de hoy que no saben mas que pop rock y otras mierdas. Una canción preciosa, yo no la había olvidado, pero para mi fue una sorpresa verla en Internet. Me puso los pelos de punta.