viernes, 21 de julio de 2017

“¿Es eso verdad, aita?”


Gracias al Menticias (¿por qué hasta ellos le llaman así?) me enteré de que la manifestación por la bandera de Navarra no era más que una maniobra de distracción para relegar a un segundo plano las irregularidades detectadas en la planta de biogás de Ulzama…
Y yo, que era uno de los tres ultras convocantes, sin enterarme.
Más vale que, ayer por fin, Patxi exalcalde de Ulzama respondió a la pregunta de su hija:
-"¿Es cierto, como dicen en el colegio, que ´has robado tres millones de euros? ¿Es eso verdad, aita?”

"No todo vale en política"                                                         por Patxi Pérez Arregui
El exalcalde de Ulzama expresa la indefensión en la que se encuentra quien sufre acusaciones y difamaciones personales que no se sostienen en un tribunal
Algunos dirán que he tardado mucho en responder a las acusaciones, difamaciones, calumnias y demás despropósitos que, tanto mi familia como yo, hemos tenido que aguantar todo este tiempo. Lo cierto es que han sido semanas enormemente dolorosas para todos nosotros. Dolorosas porque, ante las desinformaciones interesadas y dirigidas que se han ido publicando sobre mi desempeño público al frente del Ayuntamiento de Ulzama, ha sido complicado mantener la compostura. Dolorosas porque convivir con aquello del “difama que algo queda” ha sido muy injusto. 
Ahora que la Fiscalía de la Audiencia Provincial de Navarra ha archivado el caso “Planta de Biometanización” es cuando, con el respaldo de la Justicia, puedo gritar alto y claro a los cuatro vientos que todo era mentira. 
Ahora es el momento oportuno para responder de forma tajante y contundente a quienes me han acusado vilmente sin ningún otro propósito que destruir mi imagen y mi honor. 
Ahora es cuando quiero decir que todo ha sido un infundio político. Todo ha sido una mentira cuyo único objetivo era hacerme daño, y, de paso, hacer daño a un partido político. Todo ha sido una “vendetta” pergeñada desde la esfera pública. 
Ahora es cuando quiero decir que no todo vale en la vida para sacar rédito electoral.
Soy inocente de las falsas acusaciones que se han vertido sobre mí. Y lo soy, no sólo porque así se desprende del archivo de las actuaciones de la Fiscalía impulsadas por la Cámara de Comptos. Lo soy porque lo he sido siempre, antes de que se iniciara todo este proceso, y por eso puedo decirlo con mucho orgullo: "soy inocente". 
Como máximo responsable del Ayuntamiento del Valle de la Ulzama entre los años 2003 y 2012, mi única obsesión ha sido conseguir lo mejor para todos y para todas. Lo mejor y lo más conveniente en todo momento para el Valle. En algunas ocasiones habré acertado y otras me habré podido equivocar. Sin embargo, mi conciencia está tranquila porque en todo este tiempo no he hecho nada de lo que pueda avergonzarme y mucho menos he metido la mano en la caja.
Efectivamente, soy inocente de lo que cierta clase política -con poca “clase”- me acusaba. Que quede claro: ni me he llevado ni he hecho que nadie se llevara un solo euro de dinero público. Quien diga lo contrario, miente; y miente a sabiendas, que aún es peor. La mentira tiene las patas muy cortas, y si esa mentira tiene poca consistencia, al final cae por su propio peso. Y así ha sido. Por esa razón salgo a defender mi honorabilidad con ahínco y tesón. Garra no me falta, y ganas tampoco.
Todos estos meses han dejado una marca importante en mi entorno, en mi familia, en mis amigos, en mí. La sospecha de que yo hubiera podido incurrir en un caso de corrupción política no nos ha dejado descansar. Las preocupaciones, el qué dirán, los titulares de cierta prensa seguidista, amarilla y partidista han hecho que, por momentos, haya sido insufrible permanecer callado. Ha sido duro escuchar cómo tu propia hija, una inocente niña de apenas once años te preguntaba si era cierto, como decían en el colegio, que yo había robado tres millones de euros: “¿Es eso verdad, aita?” Agria sensación de impotencia se me quedó al escucharle. ¿Cuánto le tuvo que costar a mi hija hacerme esa pregunta? Pensar en el sufrimiento y en la vergüenza interior que debió sentir me rompe el corazón. “No, cariño, no. Yo no me he llevado ni un duro. No te preocupes. La gente critica sin saber y acusa por acusar”.
Llegado este punto, ¿quién se hace responsable ahora de restaurar mi honor? ¿Alguien va a pedir disculpas de las aseveraciones gratuitas que han ido difundiendo por las redes sociales y desde determinados medios de comunicación social? ¿Por qué los grupos parlamentarios que sustentan este gobierno nacionalista no han permitido que el Legislativo tuviera acceso a los informes en los que se basó la Cámara de Comptos para hablar de irregularidades en mi gestión? ¿No hacen tanta gala de transparencia?  ¿Por qué en este caso no lo han hecho? Ahora sabemos por qué, y todavía se sabrán y se demostrarán más cosas.
La política es lo que tiene. Unos días te critican y otros también. Nunca llueve a gusto de todos, y cuando la lluvia se transforma en tormenta, aún menos. Creo firmemente en mis convicciones políticas. Mi paso por la “cosa pública” atesora infinidad de ejemplos de servicio a mis vecinos y vecinas. He trabajado por ellos y por ellas, por mi familia, por mis amigos y amigas y por Navarra. Con casos como el mío, ¿quién va a querer dar el salto a la política y dejar de lado su profesión? ¿Alguien va a querer estar expuesto a esta bastarda crítica por el mero hecho de tener ideas contrarias a las de sus opositores? Malos tiempos para la política. No todo vale.
Patxi Pérez Arregui es exalcalde de Ulzama

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